La tragedia de la familia Vera y una liquidación que nunca llegó

Juan Manuel Badillo/RED

El periodista Pepe Vera murió esperando una liquidación de la agencia Notimex que nunca llegó. Un año antes el periodista cinematográfico había firmado un acuerdo de liquidación con la agencia estatal, pero no cumplieron. El periodista falleció la madrugada del martes 4 de enero, por Covid. La pandemia se había llevado a su padre seis días antes.

«Mi papá había firmado un convenio de liquidación, cuando lo despidieron, él ya no quiso más problemas y nunca quiso demandar,  y murió esperando que le llamaran para cumplir con el convenio que firmaron», dijo su hija, Valeria Vera.

Valeria es periodistas igual que su padre y haciendo gala del oficio logró atrapar en una sola frase la tragedia que está viviendo la familiar: «En un momento el covid entró a nuestra casa y un jueves se llevó a mi abuelo, y al martes siguiente a mi papá José Vera, y mi mamá, aún está luchando por superar la neumonía», escribió.

El sindicato de la agencia Notimex, en huelga desde hace meses, denunció que el periodista de cine había sido despedido de la peor manera: «Un día simplemente no lo dejaron entrar a la agencia», declaró Adriana Urrea, secretaria del SutNotimex.

Dijo Valeria que no tiene cabeza ahora para pensar en la liquidación de su padre, perdida entre los tantos papales y reclamos laborales de la agencia, porque debe cuidar de su madre. «Esperemos que mi mamá supere esta tragedia y acceda a reclamar la liquidación de mi papá. Por ahora es todo lo que le puedo decir», señaló.

Pepe Vera fue egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y desde los memorables años del periódico estatal El Nacional, en los años 90, ya era el señor periodista Pepe Vera. Pasó por la sección de espectáculos del periódico deportivo Récord y despues con la llegada del periódico Reforma a la ciudad de México, de la familia Junco de la Vega, inició una trepidante carrera en sus titulares como editor de espectáculos.

Por varios años vivió el destierro de las grandes redacciones y vivió como colaborador freelancer en varias publicaciones hasta que surgio de la cenizas, cual áve fénix de la tecla y la grabadora, en la agencia estatal Notimex, donde fue primero reportero y luego editor de espectáculos.

Ya retirado nunca olvidó el oficio y en las redes sociales se le podía leer presumiento algunas enchiladas potosinas o en constante queja del maltrato profesional a los de su clase: reporteros de pie, de calle, de libreta y grabadora, de esos que cada vez hay menos. RED